lunes, febrero 15, 2016

mi bassella race 1 (2016)

La Crónica:
El Viaje de Madrid a Basella en la furgo con todos los aperos fue bastante bueno. Llegamos al Museo de la Moto de las 16:00 y después de las verificaciones administrativas y de la visita obligada al museo, echamos una mano al senior Team que estaba dando los últimos toques a una de sus desert Phantom. De ahí al famoso hotel “Overlook” de Solsona, a dejar las maletas, con la esperanza de no encontrarnos por la noche niñas en triciclo por los pasillos.
Nos fuimos a cenar al hotel propiedad de Isidro Esteve en Oliana, donde los senior me dieron bastante caña, y que como novato me merecía. Para que os hagáis una idea, la edad media del equipo era: para los pilotos de 55 años y para las motos de 41 años. Después de cenar, prontito a la cama, que el sábado iba a ser duro.
Y tanto…
Llegamos a las 10:00 al circuito, y empezamos a preparar las motos, el equipo y a vestirnos. Por allí pasaron Narcis Casas, (O rey) campeón de España de enduro 7 veces en la década de los 70s y dos medallas de oro en los ISDE, siempre con Bultaco, y Casimiro Verdaguer, bicampeón de España al final de la década de los 60s también con bultaco, para charlar un rato, curiosear  nuestras motos, y desearnos suerte.
A las 11:20 iniciábamos el recorrido, que en unos tres kilómetros se veía interrumpido por un monumental atasco en la primera trialera, que después de la espera pasamos sin problemas.
En el kilómetro 5 llegaba el primer obstáculo serio, una subida bastante pronunciada en la cola del pantano, convertida en un barrizal y con unas rodadas de casi un metro. Aunque la superé sin caídas, entre los empujones, las maniobras, y el remado, llegué bastante tocado al final de la cuesta, que como a quinientos metros continuaba con las mismas condiciones, lo que me llevó a la asfixia total y a la primera caída sin consecuencias. El senior Team con sus dos desert Phantom siguió su marcha y su ritmo.
A partir de aquí, tocado en el físico, la cosa se hizo dura, pero soportable, con algún percance sin importancia, hasta el kilómetro 30 en donde volvieron los problemas con otra trialera que acabó de destrozarme. Tras una parada de recuperación, y tras comprobar que nos habíamos olvidado el agua en el parque cerrado, y que solo contábamos con un “mars” para cada uno, solo el incentivo del área de avituallamiento y repostaje del kilómetro 35 me ayudaba a continuar en camino.
Pero llegamos al kilometro 35 y debido a mi lentitud, el avituallamiento y el repostaje había recogido, y no quedaban señales de vida. A la deshidratación y al hambre se unía la falta de gasolina en la serpa de mi acompañante, que obligatoriamente necesitaba repostar.
Continuamos hasta el kilómetro 48 donde había una zona de picnic de la organización, también ya recogida, y encontramos algunas botellas de agua a medias por el suelo que nos sirvieron para la rehidratación.
Contactamos con la organización para buscar una solución alternativa al repostaje, pero no pudo ser, por lo que decidimos, tras consulta al GPS, coger una pista que conducía tras unos diez kilómetros a una carretera que tras otros 5 kilómetros llegaba al parque cerrado, con el problema añadido de que la serpa no tiene ni matricula ni luces.
A los escasos quinientos metros de la pista, la serpa se paró sin gasolina, y traspasamos vía macarrón a botella a deposito un litro de la Ossa para poder llegar al parque cerrado, donde aterrizábamos a las 16:30 , yo completamente derrengado, deshidratado y hambriento, y algo frustrado por no haber acabado, y también por haber obligado al abandono a mi compi Enrique, que tenia ritmo de sobra para llegar al refuelling con tiempo de sobra, pero que se quedó conmigo en todo momento ayudando, dándome ánimos y consejos y sin desesperarse.
La Ossa se comportó como una campeona y se mereció acabar. Ahora mismo, no tengo ganas de nada, pero seguro que según pase el tiempo, volverán las ganas y con un mejor entrenamiento, habrá que intentarlo.
Eso si, regreso triunfal al ya famoso “Sputnik” de Solsona, donde acabamos con las existencias de Ron Barceló, marca de bebidas espirituosas que debería plantearse, solo por consumo interno, un patrocinio como dios manda al equipo.
En la carrera del domingo, donde no participábamos, el senior team tuvo mala suerte con la caída al poco de salir de uno de los participantes, que sufrió un fuerte golpe en el hombro, pendiente de valoración, que obligó a la retirada del equipo.
Y ahora unas fotos:


                                            El barrizal.



Yo antes de comerme el "mars", reventao.
 
 
 
 
 
De izquierda a derecha: Servidor (Jr Team), José Carlos (Sr. Team), Casimiro Verdaguer, Enrique (Jr. Team) y Narcís Casas.

El Junior Team, aunque mi compi, de azul, en los ochenta fue varias veces subcampeón de Madrid de Trial. Yo sin embargo he empezado en lo marrón hace unos meses

En breve colgaré un video que tengo que editar.