No sabemos si fue el infierno de Jerez, o la sensación de aborregamiento de Cheste, pero desde que decidimos buscar otras carreras que no fuesen moto GP, en donde hacíamos triplete de asistencia todos los años , hemos ido descubriendo carreras que son más puras, más autenticas, más emocionantes y más divertidas.
Empezamos con un aun desconocido campeonato del mundo de SBK, en donde no se juntaban más de 5.000 personas en Cheste, después nos fuimos al Tourist Trophy, al BSB, descubrimos la joya del GP de la Bañeza, y ahora nos hemos quedado flipados con la Bol D’or, La carrera de resistencia con más solera del mundo. Y es que la sensación de carrera “total” es total.
Desde el inicio, este era un viaje distinto, ya que decidimos, dadas las características de la prueba, dejar descansar a nuestras naked y alquilar una autocaravana. Y el cambio no ha estado mal, a pesar de que una vez en las cercanías del circuito, y viendo la cantidad de motos que iban y venían, echábamos de menos a nuestras “cacharras”. Desde luego el mundo del camping car como se conoce en Francia es otro rollo. Los practicantes se saludan por las carreteras, y lo que más nos sorprendió: cargaban con su mierda. Y este iba a se uno de los motivos de las primeras coñas del viaje. El dispositivo de recogida de aguas negras no es más que un pequeño deposito con asa que hay que vaciar más a menudo de lo que nos pensábamos y que rápidamente bautizamos como “heceser” y la coña continuó con el reto de “el primero que lo use, lo vacía”.
Ni que decir tiene que desde que salimos a las siete de la tarde de Madrid hasta que llegamos al circuito, gasolineras, áreas de servicio y algún que otro matojo nos sirvió para evitar eso de ser el primero, así que llegamos con la taza virgen al aparcamiento, aunque antes de instalarnos, buscamos las entradas, hicimos algunas compras y buscamos hielo con resultados desconcertantes, ya que mientras que en las gasolineras, pese a nuestra perfecta mímica, nos decían que nada de nada, en un super se llevaron al bujías hasta la zona de pescadería y le querían endiñar unas bolsas con el hielo de las merluzas. Ya en otro super compramos seis botellas de agua congeladas, que a pesar de lo estrambótico del invento consiguieron nuestro objetivo: refrigerar las mahou.
The gipsy Camp.
Ya estamos en casa, montamos la carpa, la mesita, la barbacoa, le damos chicha, y abrimos la primera compra en el supermarché francés: dos docenas de ostras. (12 euros) ¿Quien dice que Francia es caro?
Mientras el fuego se ponía a punto, apertura de ostras y estreno de la segunda tontuna del día: “las cinco bayas”, que no es otras cosa que un condimento que casa con todo. Mientras el bujías se anima a condimentar los fruit de mer, el tonis es mas receloso, y despotrica del invento. Bueno, todo se andará. Tampoco le gustaban las ostras y se zampa media docena. Mientras, en el fuego, chuletas de cordero, presa iberica, un chuletón y algo de panceta empiezan a aromatizar al personal, que como nos ve con la bandera patria y allí solo hay franceses, comienzan con sus tímidos saludos. Mención especial las sonrisitas de la francesita de al lado. Que tendrán estas mujeres que las hace tan especiales. Oh la la! La pena es que iba con el novio, un tío con unas Kawa ZR 10 que la llevó en una furgoneta, la bajó de la furgoneta, la candó, la descandó y la subió a la furgoneta, (la moto, no la novia), eso si, gasolina, gastó poca.
Tras nuestra experiencia en Lemans en motoGp teniamos la idea de que la afición francesa era tranquilita, pero parece que a la Bol Dor va lo mejor de cada casa, así que desde que llegamos empezaron los estripamientos. Mención especial a un tipo con una suzuki GS 500, que no se cansaba de hacer cortes de encendido, y a unos tipos que llevaban un motor en un carro con un peazo megáfono, que cada vez que cortaban lanzaba fuego como un puto dragón. Así que ese seria el sonido ambiente en las próximas 45 horas, empezaba bien la cosa. Después de zamparnos medio melón aliñado con cinco bayas, la carne y una ensaladita, acompaño todo con dos botellas de rioja, rulito por el circuito. Tiendecitas, cervecitas y demás zarandajas, y volvemos al camping car ya algo perjudicados. Otra botella de vino y varias cervezas no ayudan a mejorar. Brote psicotico acerca de unas llaves, deambular sinuoso de nuevo por el circuito, y no recuerdo más. Consultadas mis fuentes, tampoco consigo mucha más información.
Amanece en Magny Cours. Dolor de pelota y malestar general. Siguen los pesaos de los cortes de encendido. ¿por qué no se callan?. Después de desayunar unos estupendos bocatas de jamón con tomate y unas coca colas, las cosas mejoran y nos vamos para el circuito. Según información obrante facilitada por unos contertulios del lugar la noche anterior, recordamos que hay que estar antes de las 12 horas en la tribuna principal si queremos pillar sitio para la salida. Pensamos que tres horas sentados puede ser un poco cognazo, pero como en el programa nos informan de que va a haber entretenimiento, nos colocamos en la grada con mucho esmero y vemos la copa suzuki francesa y la copa kawa francesa, no os lo perdáis, con EN6r de 68 cv.
Empiezan los desfiles: boys scouts, asociación de socorristas, coro de la iglesia del advenimiento del séptimo día, club de side cares de la alta saboya, marjorettes, lo que se dice el espectáculo en estado puro. Y quedan dos horas para que empiece la carrera.
El tio calavera.
La cosa se anima, sale un stund con mascara de calavera, pero nada especial, caballitos, quemada de rueda, invertidos, todo normal hasta que aparece su socio, el chino suicida. A los muy tarados no se les ha ocurrido otra cosa que mientras el chino se coloca con las manos en el eje delantero y las piernas sobre el manillar, el de la calavera hace un invertido con lo que el chino arrastra el casco algo así como cincuenta metros por la recta de meta. Ojiplaticos nos quedamos.
Se retiran los stunds y queda hora y media para que empiece la carrera, Nosotros esperamos después de lo del chino semi esnucado, algo espectacular, pero nada más hay programado para entretener a los asistentes.
Y sería en ese momento cuando descubriríamos una de las grandes aficiones de los galos junto con lo de comer caracoles y cantar con la voz rota, que no es otra que la de despelotarse en público. Empieza el turno con el hermano gemelo de Mario BROS, que se frota con una farola sobre el muro que separa la tribuna de la pista. El chaval es algo tímido y solo enseña los gayumbos, pero un colega disfrazado de luchador de greco-romana le echa una mano. Mientras tanto a unos cien metros surge la competencia, este ya no se corta y ya sin camiseta antes de subir al muro, se baja los pantalones y los calzoncillos, pero lo mejor, o lo peor, es que junto a el, aparece un calvo que lo único que lleva puesto es el reloj. Mario Bros recula y mientras, en la pista un tío vestido de pollo, otro de rana y otro de preso no dejan de hacer el ganso. La rana está en celo ya que intenta sodomizar todo lo que se le cruza, y el pollo, excitado por el frote del batracio se sube al muro y también se despelota. Los de seguridad lo flipan y deben descubrir que el pollo se ha colado en el paddock por lo que intentan el desalojo del pollo nudista. Pero queda media hora para que empiece la carrera y el público no está dispuesto a permitirlo, latas, botellas de agua, y objetos varios caen sobre la fuerzas del orden mientras una comisaria de pista anima el cotarro pidiendo más presión para salvar al pollo. Y el pollo se salva.
El pollo que enseña la polla
Con la tontuna empiezan a desalojar la recta de meta y a colocarse los pilotos en sus puesto, son las tres menos diez y la carrera debería empezar a las tres, no entendemos lo que pasa. Serán cosas de la televisión, que adelantan la salida. Seremos paletos. Lo que pasa es que hay un ensayo de salida con dos vueltas de calentamiento. Y es que motoGp, donde quien manda es la tele ha hecho mucho daño a los aficionados, algo parecido al daño que ha hecho el porno al mundo de la pareja.
Después del ensayo, ahora sí, a las tres en punto, comienza el reto de las 24 horas, aunque nosotros ya llevamos algo así como 41.
La salida (la de verdad)
Y ahora descubrimos otro de los secretos de la resistencia, es como un bufet libre, que tienes ganas de motos, ves motos. Que tienes hambre, te vas a comer, por que después, siguen las motos. Que tienes sueño, pues una cabezadita que después...siguen las motos. Y así pasamos la tarde, entre motos, cervezas y barbacoa.
Primeras vueltas.
Nos trasladamos a la mitica curva de Adelaide, un horquillote de aupa después de una larga semi recta en subida. Dicen que de noche se ve como los discos se ponen al rojo. La larga recta esta acompañada de dos garderios tipo estadio y entre los dos niveles una carretera de servicio. Y cual es el servicio: Carreras improvisadas en motos de 2T preparadas para supermotard con pilotos locales sin casco que sortean a los despistados. De locos.
Subimos por la tribuna y descubrimos poco a poco el gran campamento. La sensación era como cuando en el señor de los anillos aparece un campamento de trolls, aquello era inmenso, y el bullicio brutal. Eso si, la cola de acceso el día anterior con los coches era de un par de horitas.
El campamento de los trolls
Cae la noche sobre Magny cours y la verdad es que el espectáculo es impresionante. Los boxes iluminados y los faros de las motos que pasan a toda velocidad. La diferencia de motos y pilotos hace que se vean muchos adelantamientos, y también muchas situaciones críticas.
tres imagenes de la noche.
Empieza a llover, y nosotros sin pertrechar. Volvemos a casita, (son cinco minutos) nos preparamos una sopita caliente y acogemos a nuestros vecinos, francesita incluida, que están cenando bajo la lluvia. Compartimos la carpa, el vino y las salchichas. No comparten la chica. Es una pena.
Ya con los trajes de agua y el paraguas volvemos al circuito.
Nos colocamos en la chicane anterior a meta que nos permite ver una tremenda bajada en semi recta con brutal frenada en un ángulo de 90º, la chicane y la entrada en boxes. También descubrimos que hay un sitio donde te dan información sobre la carrera cada hora, ya que hasta entonces no teníamos puta idea de cómo iba el tema, aunque tampoco mostramos ni tan siquiera indicios de preocupación.
Frenando a saco despues de 20 horas.
La lluvia arrecia y la pista se pone difícil. Empiezan las caidas.
Por megáfono oímos algo así como “Choutte” y “Ifan Silfa”, y entre las sombras y por la agricultura le vemos aparecer, nos tiramos como posesos al borde de la tribuna y con el piloto a unos 20 metros empezamos a berrearle ánimos hasta la extenuación. El tio gira la cabeza hacia arriba y se queda flipado. De donde habrán salido estos chiflados, se pregunta. Entra en boxes y coge el relevo Mazuecos, y en su primera vuelta, en la frenqada antes de la chicane se va por los suelos. Joder, ya es mala suerte, al chaval hay que animarle. Para allá que nos vamos. Nueva dosis de berridos. El tio no da crédito.
Seguimos allí hasta las dos de la madrugada, bajo la lluvia. Es hora de descansar. Pa casa, a tres minutos andando y a cien metros escasos de la pista. Desde la litera reconozco el sonido de las dos BMW y la Ducati que quedan en carrera. Hasta el amanecer. Quiero esa foto.
La ducati.
Por lo que se ve ninguno sabemos a que hora amanece y nos levantamos a las nueve de la mañana, y claro el sol como que ya ha salido, ya se sabe, no espera a nadie el muy borde. Desayuno rápido y al circuito. Solo nos quedan cinco horas de carrera. La mañana trascurre tranquila, pero los tíos siguen igual de fuerte, aunque cometen mas fallos en las trazadas. El cansancio empieza a poder con todos.
Lo más parecido al amanecer.
Las huellas de una noche larga.
Se acerca la hora, se forma un grupo alrededor de las dos suzukis que van a copar los dos primeros puestos, y cae la bandera. Todos los que hemos aguantado hasta el final sentimos algo especial. Pilotos, comisarios y publico lo han logrado.
Mola la resistencia.
(addenda). Nada mas poner en marcha la autocaravana, y al agitarse el heceser, la peste nos inunda. Yo que estoy en turno de descanso me hago el dormido. El resto del equipo para en un área de descanso y vacía aguas mayores. Y eso que el cartel era claro: Prohibido deshacerse de aguas negras. Menos mal que la gendarmería no estaba cerca, pero es que, que peste, por dios.