En los duros días de invierno, cuando coger la moto es un ejercicio de masoquismo, y las revistas solo publican pruebas de súper deportivas, solo quedan las charlas de bar. Y una de nuestras favoritas en los últimos años se centra en la confección del calendario de viajes moteros. Demostrado nuestro hartazgo por los grandes premios masificados, aborregados, y sobre valorados, por que una cerveza a cuatro pavos y sin alcohol es sobre valorar, cada año rizamos un poco mas el asunto. Tras los grandes descubrimientos del GP de la Bañeza y la Bol D’or y dos viajes al Tourist Trophy, este año buscábamos algo de “off road”. En principio se valoró el gran premio de las naciones de motocross, pero su celebración en Italia, hacia difícil compaginar la moto con el viaje.
Ya se sabe que en los bares se bebe y se habla mucho, y como dice el refrán, quien habla mucho acaba diciendo tonterias, así que en una de esas charlas alguien comentó algún video de un chiflado subiendo por una cuesta descomunal.
Gracias al internete y a una camiseta de un francés en la Bol D’or que nos dió el nombre exacto de la competición: “Montée Impossible” descubrimos que los franceses tienen su propio campeonato desde los años ochenta y por primera vez en la historia se iba a celebrar la Copa de de Europa, en el Pirineo Francés y en Agosto. Todo cuadraba.
Organizamos el viaje, marcamos la fecha en el calendario y para allá que nos fuimos.
El lugar elegido no podía ser más espectacular, en un valle soleado, atravesado por un rio , y con una rampa natural de 230 metros, con una pradera totalmente lisa a sus pies donde se coloca el público para disfrutar de un evento de más de ocho horas. Por que en total se realizaron unos 230 intentos de hacer cumbre.
La organización es impecable, con aparcamientos diferenciados para coches y motos, tablas para la pata de cabra, cinco bares y dos chiringuitos de comida, un castillo hinchable para los niños, un puenting artificial con grúa, pantalla gigante para seguir la prueba en directo y ni un policía. Todo esto para algo más de 1.500 personas. No es de extrañar que familias enteras acudan al evento, y disfruten de un espectáculo difícil de narrar. Mientras preparaba las fotos me daba cuenta de que no es fácil captar la pendiente real, pero os aseguro que es mucha.
Punto y aparte merecen las preparaciones de las motos. Los prototipos son eso, prototipos, y es que si a una CB seven fivety le poner un basculante de un metro y medio, un deposito de un litro, una rueda de cross delante, eso si, con la misma horquilla , la aligeras hasta la saciedad, y le calzas una rueda de 185 plana (de coche) detrás con clavos de 5 centímetros, atornillas la cubierta para que no se salga de la llanta por un exceso de par y montas un doble reenvío de cadena para que el ancho de rueda se alinee con el piñón de ataque, tienes un prototipo, no se si según el criterio del Señor Ezpeleta, pero según el nuestro seguro que sí.
La victoria individual fue para el ídolo local Xavier Boutiton, siendo el segundo y el tercer puesto para los hermanos suizos Marcel y André Oechslin.
En la copa de naciones, en la que cada país presentaba un máximo de tres competidores, la victoria fue para Suiza, seguida de Francia y Estonia.
El equipo vasco que compitió inscrito a través de la RFME, consiguió no ser el último, ya que quedaron delante del equipo polaco, aunque hemos de decir que Polonia solo presento un piloto.
Solo un pero para la organización, la espera entre participante y participante era excesiva, aun teniendo en cuenta la dificultad de sacar las motos de la pista, y que nada se puede reprochar a los comisarios que se dejaron la piel durante toda la prueba, algún ingenio mecánico, para agilizar el procedimiento, haría mas entretenida la prueba.
Si al espectáculo, le unes la posibilidad de hacer mutitud de rutas por carreteras espectaculares y sin calor y la compañía de buenos colegas, solo puede salir un fin de semana de lujo.
Si queréis saber más os dejo un link de la organización: www.hill-climbing.org
Ya se sabe que en los bares se bebe y se habla mucho, y como dice el refrán, quien habla mucho acaba diciendo tonterias, así que en una de esas charlas alguien comentó algún video de un chiflado subiendo por una cuesta descomunal.
Gracias al internete y a una camiseta de un francés en la Bol D’or que nos dió el nombre exacto de la competición: “Montée Impossible” descubrimos que los franceses tienen su propio campeonato desde los años ochenta y por primera vez en la historia se iba a celebrar la Copa de de Europa, en el Pirineo Francés y en Agosto. Todo cuadraba.
Organizamos el viaje, marcamos la fecha en el calendario y para allá que nos fuimos.
El lugar elegido no podía ser más espectacular, en un valle soleado, atravesado por un rio , y con una rampa natural de 230 metros, con una pradera totalmente lisa a sus pies donde se coloca el público para disfrutar de un evento de más de ocho horas. Por que en total se realizaron unos 230 intentos de hacer cumbre.
La organización es impecable, con aparcamientos diferenciados para coches y motos, tablas para la pata de cabra, cinco bares y dos chiringuitos de comida, un castillo hinchable para los niños, un puenting artificial con grúa, pantalla gigante para seguir la prueba en directo y ni un policía. Todo esto para algo más de 1.500 personas. No es de extrañar que familias enteras acudan al evento, y disfruten de un espectáculo difícil de narrar. Mientras preparaba las fotos me daba cuenta de que no es fácil captar la pendiente real, pero os aseguro que es mucha.
Punto y aparte merecen las preparaciones de las motos. Los prototipos son eso, prototipos, y es que si a una CB seven fivety le poner un basculante de un metro y medio, un deposito de un litro, una rueda de cross delante, eso si, con la misma horquilla , la aligeras hasta la saciedad, y le calzas una rueda de 185 plana (de coche) detrás con clavos de 5 centímetros, atornillas la cubierta para que no se salga de la llanta por un exceso de par y montas un doble reenvío de cadena para que el ancho de rueda se alinee con el piñón de ataque, tienes un prototipo, no se si según el criterio del Señor Ezpeleta, pero según el nuestro seguro que sí.
La victoria individual fue para el ídolo local Xavier Boutiton, siendo el segundo y el tercer puesto para los hermanos suizos Marcel y André Oechslin.
En la copa de naciones, en la que cada país presentaba un máximo de tres competidores, la victoria fue para Suiza, seguida de Francia y Estonia.
El equipo vasco que compitió inscrito a través de la RFME, consiguió no ser el último, ya que quedaron delante del equipo polaco, aunque hemos de decir que Polonia solo presento un piloto.
Solo un pero para la organización, la espera entre participante y participante era excesiva, aun teniendo en cuenta la dificultad de sacar las motos de la pista, y que nada se puede reprochar a los comisarios que se dejaron la piel durante toda la prueba, algún ingenio mecánico, para agilizar el procedimiento, haría mas entretenida la prueba.
Si al espectáculo, le unes la posibilidad de hacer mutitud de rutas por carreteras espectaculares y sin calor y la compañía de buenos colegas, solo puede salir un fin de semana de lujo.
Si queréis saber más os dejo un link de la organización: www.hill-climbing.org
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